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domingo, 28 de octubre de 2007

HABLEMOS DE LOS CHAKRAS


No se si les conte que soy profesora y siempre estudiante de Yoga, Esferodinamia y todo aquello que me ayude a estar cada día mejor, de la lectura de este fin de semana extraje algo breve para compartir, espero que les guste...Tener los chakras armonizados nos ayuda a una vida mejor.

Los chakras desde el punto de vista de la evolución personal
El desarrollo de las capacidades y los conceptos vinculados a cada uno delos chakras en el decurso de la vida constituye la historia evolutiva que llamamos desarrollo individual. Aunque cada chakra recibe información y la organiza en todo momento, pueden señalarse en dicho desarrollo fases durante las cuales prestamos atención preferente al aprendizaje de ciertos cometidos. La sucesión cronológica de estas fases puede variar de un sujeto a otro, y ellas mismas se superponen a menudo. En la evaluación de nuestros propios chakras, no obstante, será útil que observemos cómo han cursado dichas fases a lo largo de nuestra vida, qué dificultades o traumas se han presentado y cómo pueden haber afectado tales circunstancias a los chakras que estábamos desarrollando en cada momento.
Chakra primero: Desde el primer semestre de vida hasta los nueve meses El primer chakra se vincula con el desarrollo prenatal y la primera infancia, durante cuyo período la conciencia del niño se centra casi por entero en la supervivencia y el bienestar físico. Es también la fase de más rápido crecimiento corporal. El aspecto más importante de este desarrollo es que el niño aprende a sentirse en seguridad, a confiar en el mundo, a recibir la provisión adecuada de sus necesidades.
Chakra segundo: De los seis a los veinticuatro meses La fase siguiente principia con el nacimiento, pero cobra mayor protagonismo entre el primer año de vida y el segundo. En esta fase experimentamos «la otredad», las sensaciones, las emociones. Es la época en que el niño adquiere el control de la motricidad y explora el mundo por medio de los sentidos. Más allá de la mera supervivencia, el infante necesita sentirse amado, experimenta el placer de vivir y tiene ante sí una gama de sensaciones agradables y estimulantes que explorar, como los colores, los sonidos, las texturas y los sabores. Necesita el contacto protector, pero no invasor, de los progenitores y demás adultos que le cuidan.
Chakra tercero: De los dieciocho meses a los tres años El chakra tercero interviene cuando el niño trata de afirmar su autonomía y empieza a desarrollar su voluntad. El niño es egoísta por naturaleza y desea establecer el sentido de su personalidad, su poder y su capacidad para manifestarse. Como saben las madres, ésta es la fase de los «niños terribles», durante la cual contestan «no» a todo. Lo que importa en esta situación es permitir que desarrolle la sensación de autonomía y que experimente con su propio poder; al mismo tiempo ha de adquirir una sana conciencia de sus limitaciones, pero basada en el respeto, no en el conflicto con el poder de los progenitores.
Chakra cuarto: De los tres a los seis años El chakra cuarto se desarrolla a medida que el niño empieza a encontrar su lugar en relación con la familia y el mundo en general. Es la edad de la imitación; el infante reacciona frente a la dinámica familiar y desarrolla su propio estilo de las relaciones interpersonales. Las amistades y los juegos con otros niños cobran mayor importancia, y sus iguales empiezan a ejercer una sutil influencia sobre la conformación de su personalidad. Por lo que se refiere a la familia, en esta fase es imprescindible la ayuda amorosa de los padres para hacer posible que el niño desarrolle, poco a poco, su red de relaciones y se sienta amado así como admitido en ese mundo más amplio. La disfuncionalidad de la dinámica familiar tiene repercusiones particularmente graves en esa época. Los niños necesitan modelos de rol sanos para aprender a expresar la afectividad y el cariño.
Chakra quinto: De los seis a los diez años La identidad social desarrollada en el período anterior se afirma en esta fase mediante la expresión creativa. A través de la comunicación el niño somete a verificación su concepto del mundo. Es fundamental dejar que la originalidad se exprese sin emitir juicios de valor, escuchar con atención y comunicar con sinceridad.
Chakra sexto: De los siete a los doce años Habiendo aprendido por medio de la comunicación y a través de la exploración propia, el infante empieza a configurar una imagen interna del mundo y del lugar que él mismo ocupa dentro de éste. Está entrando en la esfera de influencia del chakra sexto, que es el reino de la imaginación. Empieza a distinguir pautas, desarrolla las facultades intuitivas y extrasensoriales y percibe con mentalidad abierta lo que le va sucediendo. En esta etapa es importante que los padres suministren información y experiencias pero sin tratar de anular las percepciones infantiles. Los juegos que activan la imaginación creadora (por ejemplo pedirle al niño que proyecte imágenes de situaciones nuevas mediante preguntas del tipo: «qué pasaría si...?» ayudan a desarrollar esta facultad.
Chakra séptimo: De los doce años en adelante Con el chakra séptimo entramos en la búsqueda del conocimiento por medio del aprendizaje, el entrenamiento, el raciocinio y el acopio de informaciones. De esta manera quedamos dotados del conjunto de instrumentos que vamos a precisar para asimilar todas las experiencias anteriores y futuras. Puede ser también una época de exploraciones espirituales, aunque esta inclinación suele variar de unas personas a otras. Las condiciones ideales para fomentar este proceso serían: la presencia de un ambiente intelectualmente estimulante en el hogar, que se le induzca a cuestionarse los sistemas de creencias, que se le enseñe a pensar por sí mismo, y que se le proporcione un entorno educativo favorable.
Los daños sobrevenidos durante cualquiera de estas etapas cruciales pueden perjudicar el chakra que está desarrollándose en cada fase. Cuando explores los problemas y los desequilibrios de tu propio sistema chákrico, una reflexión profunda sobre tus experiencias durante esas etapas formativas te aportará conclusiones nuevas. Como padres, importa que conozcamos las dificultades de nuestros chakras concretos, para no caer en el error de traspasar a los hijos los conflictos propios no resueltos.

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